Sentada en el umbral de su casa que daba a la plaza donde la gente caminaba, miraba a las parejas del pueblo, donde vivió sin entender nada. Tenía once años y el pelo largo trenzado de ilusiones- Su cuerpo joven dorado de playa, la hacían el centro de los hombres,que desde la plaza la miraban. Y mientras escribe recuerda lo que fue su vida, mientras se hamaca en el vaivén de las palabras, nada cambió en el tiempo de los años, sigue asombrada mientras ...