El picaflor, el Don Juan, el hombre seductor que nos gusta, sin gustar, que necesita flirtear para poder vivir, que es tan inseguro, que "una mina" no le basta,quiere más. Y el teléfono suena, y su sonrisa brutal, la voz le cambia, la pone ronca, sensual... Baby por aquí, Darling por allá. En la cama es genial,mueve su cuerpo al compás de un vals. Pero después de la ducha, ya no sabe que hacer, atrae entre las sábanas, fuera de ellas,ya no puede enamorar, pierde el paso al caminar, sólo sirve para éso, la catrera,faso sexo y nada más. No es un hombre es un baby, que solamente quiere a una mamá
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Todos en algún momento nos hemos dejado llevar por la ira, o la tristeza, o la alegría. Pero no todos nos dejamos arrastrar por nuestras emociones con la misma frecuencia.
Controlar nuestros sentimientos implica, una vez que los hemos detectado e identificado, ser capaces de reflexionar sobre los mismos. Reflexionar sobre lo que estamos sintiendo no es igual a emitir juicios de valor sobre si nuestros sentimientos son buenos o malos, deseables o no deseables.
Reflexionar sobre nuestras emociones requiere dar tres pasos, determinar la causa, determinar las alternativas y, por último, actuar.
Determinar la causa ya que emociones como la ira muchas veces son una reacción secundaria a otra emoción más profunda ¿me enfado porque tengo miedo, porque me siento inseguro, o porque me siento confuso?
Generalmente la gente que quiere controlar es porque es insegura de el y de la otra persona y con el control quiere dominar
generalmente el hombre controlador abusa con palabras y denigra