El picaflor con una pinta de seductor, mareado después del trago quedó, con la gorra torcida de piropos, le canta la balada de la noche a la gordita, que sin sonreír se deja calentar, por las palabras del galán, mientras la copa de tinto tiembla en "Ese entre dos" de ganas, de besos sin catrera ni bulín, encendidos por el tinto con alcohol....En el juego de "Eso que llaman Amor"