Llegó sin avisar, envuelta en sorpresas, con el pelo húmedo de lluvia y una risa aniñada.  No sé si yo la había soñado antes en la humedad de mi sexo cada mañana. Vi cómo se quitaba el abrigo, sacaba un bolígrafo del bolso y se sentaba. Apoyé la espalda contra la pared sentía como un mareo, mezclado entre deseo y un corazón loco... Ese mediodía en el café del barrio, empezó lo nuestro ¿O había empezado meses atrás desde mis sueños donde yo  la fornicaba? No sé si  la besé o me besó o quizás fue simplemente  sus ganas de volver a sentir, de tener sexo por primera vez, después de haber sido abandonada. Nos metimos en mi departamento. Se me prendió insaciable mientras las piernas me temblaban. Me contó que yo sería el  licor descafeinado de ese día de lluvia, y cerré los ojos mientras  lentamente la  penetraba...©